martes, 26 de abril de 2022

ALLAN KARDEC - CRISTO

 
MAESTRO DEL ESCRITO
ALLAN KARDEC
 
CRISTO

Jesús no vino a derogar la ley, es decir, la ley de Dios. Vino a darle cumplimiento, esto es, a desarrollarla, a darle su verdadero sentido y adecuarla al grado de adelanto de los hombres. Por eso se encuentra en esa ley el principio de los deberes para con Dios y para con el prójimo, que es la base de su doctrina. En cuanto a las leyes de Moisés propiamente dichas, por el contrario, Jesús las modificó profundamente, tanto en el fondo como en la forma. Combatió constantemente el abuso de las prácticas exteriores y las falsas interpretaciones, de modo que no podía hacer que esas leyes sufrieran una reforma más radical que mediante su reducción a estas palabras: “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”, añadiendo: Esta es toda la ley y los profetas.
Con estas palabras: “El cielo y la tierra no pasarán sin que todo se haya cumplido, y mientras quede una sola jota”, Jesús quiso decir que era preciso que la ley de Dios recibiera cumplimiento, es decir, que fuese practicada en la Tierra en toda su pureza, con todo su desarrollo y todas sus consecuencias. Porque, ¿de qué serviría haber establecido esa ley, si debía quedar como privilegio de algunos hombres o, a lo sumo, de un solo pueblo? Dado que todos los hombres son hijos de Dios, sin distinciones, todos ellos son objeto de la misma solicitud.
Pero el rol de Jesús no fue simplemente el de un legislador moralista, sin más autoridad que su palabra. Él vino a cumplir las profecías  que  anunciaron  su llegada. Su autoridad provenía de la naturaleza excepcional de su Espíritu y de su misión divina. Vino a enseñar a los hombres que la verdadera vida no está en la Tierra, sino en el reino de los  Cielos;  vino  a  enseñarles  el  camino  que conduce a ese reino, los medios para reconciliarse con Dios, y la manera de presentir esos medios en la marcha de las cosas futuras, para el cumplimiento de los destinos humanos. Sin embargo, no lo dijo todo, y sobre muchos puntos se limitó a presentar el germen de verdades que, según Él mismo declaró, aún no podían ser comprendidas. Habló acerca de todo, pero en términos relativamente explícitos. Para captar el sentido oculto de determinadas palabras de Jesús era preciso que ideas nuevas y nuevos conocimientos vinieran a aportar la clave, y esas ideas no podían venir antes de que el espíritu humano alcanzara cierto grado de madurez. La ciencia debía contribuir poderosamente al nacimiento y al desarrollo de esas ideas. Así pues, había que dar a la ciencia el tiempo necesario para que progresara.
 
Allan Kardec,
Maestro de Francia,
escrito del libro,
El Evangelio Según el Espiritismo,
Cristo.
Artista de la pintura,
Henrich Hofmann,
El Cristo.
 
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