sábado, 21 de marzo de 2020

LA LITERATURA DEL ARTE EDICIÓN UNO EN ESPAÑOL


DE MADRIGAL EN LIBERACIÓN,
NUESTRA REVISTA LITERARIA,
PARA TODOS LOS POETAS Y LEYENTES,
QUE NOS COMPARTEN SU QUERENCIA.
 
LA REVISTA UNO EN GOOGLE DRIVE

 
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Pintura del texto;
por los creadores, La literatura del arte,
Vigilia de inspiración.

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JOSE IGNACIO RENGIFO - EL SOLILOQUIO DEL CUADRANTE TREINTA Y DOS


ARTISTA DE LOS POEMAS
JOSÉ IGNACIO RENGIFO

EL SOLILOQUIO DEL CUADRANTE TREINTA Y DOS

ERRANTE

Estaba en su inmensa poesía moribunda
en el sitio y tiempo equivocados.
Volando en cielos de halcones del infierno
de los Mayas.

Ángel de los sueños, vertidos en canciones
son rimas del pasado triste.
Está en el viento de ágiles aves estelares,
le llevan al infinito mundo de los duendes.

En la cripta de hombres de cristal y luz.
Morimos cada segundo en manos de fieras de dolor y odio;
hablando con el mirto verde y el bambú del Japón
junto a las luces de estrellas muertas en el confín del universo. 

OLVIDO

Amaré de cualquier manera posible y loca;
recogeré mis pasos ágiles de antaño
recordando con alegría las mañanas,
los soles de días alejados en la memoria
diciéndome que en el tiempo todo pasa,
que somos tan leves cómo mariposas de un día,
que somos tan inexistentes como todo.
Cultivaré la ciencia del olvido,
amaré sin sentido, aquella que llegue,
a la más hermosa y a la que no,
a las ondinas del río de mis sueños,
a las ninfas del bosque de aquí y allá,
a las sirenas del mar lejano y del oriente.

EXHALA

Flor del universo
estrella madre
del espacio total y la
música de los cielos azules
en el tiempo que no existe
en el vacío de la nada,
que es el puente de la vida, tú,
camino profundo en el sueño.


José Ignacio Rengifo;
Poeta de Colombia.
Ilustración del texto,
por Carlos Humberto Lozano,
Soliloquio del Cuadrante Treinta y Dos.

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NUEVA CONVOCATORIA DE LA REVISTA ÁSPERA FANZINE


DE LA REVISTA ÁSPERA FANZINE;
NUEVA CONVOCATORIA LITERARIA,
PARA TODOS LOS ARTISTAS DE HABLA HISPANA.


Cartel promocional,
por los creadores de la revista,
Áspera Fanzine,
Poesía.

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WOLFGANG AMADEUS MOZART - REQUIEM IN D MINOR


WOLFGANG AMADEUS MOZART;
REQUIEM IN D MINOR, SIR NEVILLE MARINER,
ACADEMY OF SAINT MARTIN IN THE FIELDS.



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ENHKEDUANNA - LA EXALTACIÓN DE ENHKEDUANNA A INANNA TABLILLA III


ARTISTA DEL POEMA
ENHKEDUANNA

LA EXALTACION DE ENHKEDUANNA A INANNA
TABLILLA III

INVOCACIÓN A INANNA

Muy preciosa señora amada de An,
tu santo corazón es suave que se apiade de mí.
Novia amada de Ushumgalanna,
tú eres la mayor de las reinas de las bases del cielo y del zenith.
Los Anunna se te han sometido.
Desde tu nacimiento eres la reina más joven.
¡Cuán suprema eres sobre todos los grandes dioses, los Anunna!
Los Anunna besan el suelo con sus labios en obediencia a ti.
Pero mi propia sentencia no ha concluido un juicio hostil,
aparece ante mis ojos como mi juicio.
Mis manos ya no están enfundadas en el lecho ritual.
Ya nunca revelaré al hombre los designios de Ningal.
Pero aún así, yo soy la esplendente gran sacerdotisa de Nanna,
oh, mi reina, bien amada de An, que en tu corazón tengas piedad de mí.

LA EXALTACIÓN DE INANNA

Que esto no se recite como uno,
puro que sea recitado como un esto es tuyo:
¡Escuchad! ¡Que sea sabido de Nanna!
Que eres suave como el Cielo, An se sepa.
Que eres amplia como la tierra, se sepa.
Que desvastas la tierra rebelde, se sepa.
Que ruges por la tierra,  se sepa.
Que cercenas las cabezas, se sepa.
Que devoras los cadáveres como perro, se sepa.
Que tu mirada es terrible, se sepa.
Que levantas tu mirada terrible, se sepa.
Que ya tu mirada está ardiendo, se sepa.
Que ya estás plenamente dispuesta, se sepa.
Que alcanzas la victoria, se sepa.
Ese no ha recitado esto de Nanna,
ese lo ha recitado como un esto es tuyo,
eso, mi señora, te ha hecho grande, tú sola eres exaltada.
Oh, mi señora bien amada de An,
verdaderamente he hablado de tu furia.

LA COMPOSICIÓN DEL HIMNO

Uno ha soplado los carbones preparando la ofrenda,
la cámara nupcial te espera, que tu corazón se apacigüe.
Con un Ya, era bastante para mí,
ya era demasiado, he dado nacimiento,
oh dama exaltada, a este himno para ti.
Que yo te recito a media noche
y que el cantor repetirá para ti a medio día.
Solamente por cuenta de tú cautivo esposo,
por cuenta de tu hijo cautivo,
tu rabia fue en aumento, tu corazón brincó.

RESTAURACIÓN DE ENHKEDUANNA

La primera dama en el esplendor de la sala del trono,
ha aceptado sus ofrendas del corazón de Inanna, ha sido restaurada.
El día fue favorable para ella,
ella estaba vestida como convenía a su belleza,
estaba vestida suntuosamente de mujer.
Como la luz de la luna creciente, cómo está de bellamente ataviada.
Cuando Nanna apareció en esta visión,
todos bendijeron a Ningal, la madre de Inanna,
todos los celestes, gritaron: ¡Salve!
  
DOXOLOGÍA

Estos decires de Enhkeduanna al Hieródulo fueron aclamados,
alabada sea la destructora de las tierras, dotada de me's por An,
a mi señora envuelta en belleza, a Inanna.

DEL HIMNO A INANNA

Señora de todos los poderes
en quien la luz aparece,
una luz radiante,
amada por Cielo y Tierra,
Tiara coronada,
Sacerdotisa del Más Alto Dios,
mi Señora, tú eres la guardiana
de toda grandeza.
Tu mano sostiene los siete poderes:
Tú alzas los poderes de ser,
tú los has colgado sobre tus dedos,
tú has reunido los muchos poderes,
los has abrochado ahora
como collares sobre tu pecho.

Como un dragón,
envenenaste el suelo,
cuando le rugiste a la tierra en tu trueno;
nada verde podía vivir.
Una inundación, cayó de la montaña:
Tú, Inanna, primera en el Cielo y en la Tierra,
Señora cabalgando una bestia,
tú lloviste fuego sobre la cabeza de los hombres,
tomando tu poder del Altísimo,
señora de los grandes ritos,
¿Quién puede entender todo lo que es tuyo?

Fue en tu servicio,
que entré por primera vez al templo sagrado,
yo, Enhkeduanna, la más alta princesa,
portaba el canasto ritual, cantaba tu alabanza.
Ahora he sido arrojada al lugar de los leprosos.
Llega el día y la luminosidad es oculta a mi alrededor.
Sombras cubren la luz, la entapizan en tormentas de arena.
Mi bella boca sólo conoce la confusión,
aún mi sexo es ceniza.

Oh, mi Señora; bien amada del Cielo,
he dicho tu furia con verdad.
Ahora que su sacerdotisa,
ha regresado a su lugar,
el corazón de Inanna se restaura.
El día es auspicioso;
la sacerdotisa está vestida
en hermosas túnicas, en femenina belleza,
como en la luz de la ascendente luna.
Los dioses han aparecido en sus legítimos lugares,
el umbral del Cielo exclama: ¡Salve!
Alabanza a la destructora dotada de poder,
a mi Señora envuelta en belleza,
alabanza a Inanna.


Enhkeduana;
Poetisa de la antigua Akadia.
Texto extraído del libro,
himnos y poesías de Enhkeduana.
Fogtografía del texto,
por Janson,
La sacerdotisa.

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ENHKEDUANNA - LA EXALTACIÓN DE ENHKEDUANNA A INANNA TABLILLA II


ARTISTA DEL POEMA
ENHKEDUANNA

LA EXALTACION DE ENHKEDUANNA A INANNA
TABLILLA II

INANNA Y LA CIUDAD DE URUK

Has dicho tu sagrado mandato sobre la ciudad,
que no ha declarado:
Esta tierra es tuya,
que no ha declarado:
Le pertenece a tu padre y al padre de tu padre,
y tú has bloqueado su paso hacia ti,
tú has alzado tu pie y abandonado
su granero de la fertilidad.
Las mujeres de la ciudad ya no hablan de amor
con sus maridos.
Por las noches ellos no hacen el amor.
Ya no están desnudas delante de ellos,
revelando íntimos tesoros.
Gran hija de Suen,
impetuosa vaca salvaje,
suprema señora comandante de An,
¿quién se atreve a no venerarte?

EL EXILIO DE UR

Verdaderamente he entrado mi santo giparu en tu alabanza,
Yo, la gran sacerdotisa, Yo, Enhkeduanna.
Llevo el canasto ritual, Yo entono la invocación.
Pero ahora he sido arrojada al pozo Yo, incluso yo,
ya no puedo vivir sin ti, de los leprosos.
Se aproximan a mí la luz del día esa luz, se obscurece para mí,
Y las sombras se aproximan a la luz del día y la cubren como arena de tormenta.
Mis labios melifluos caen en confusión.
Mis rasgos más amados se hacen polvo.

LA INVOCACIÓN A NANA SUEN

Quien es él para mí, oh Suen, este Lugalanne.
Dílo así a An: Qué An me libere.
No le digas más que ¡Ahora! y An me liberará.
Esta dama le arrancará las partes viriles a Lugalanne.
Montaña y torrente yacen a sus pies.
Esa mujer es tan grande como él y hará que la ciudad se divorcie de él.
Seguramente ella lavará de su corazón la rabia que siente por mí.
Déjame, Enhkeduanna, recitar una plegaria a ella,
Déjame dar salida a mis lágrimas como dulce licor para la santa Inanna.
Permíteme decirle, salve.

LA ACUSACIÓN DE LUGALANNE

No puedo perdonar, Ashimbabbar.
(Lugalanne) ha corrompido las ofrendas del dios An y
todos (sus otros rituales).
Él ha despojado a An de su templo en Eanna.
Él no se ha mantenido temeroso de An-lugal
Ese santuario cuya atracción es irresistible, cuya belleza está fuera de comparación,
Ese santuario él lo llevó a la destrucción.
Y entró ante ti como un igual y hasta se acercó a su cuñada.
Oh, mi divina e impetuosa vaca sagrada,
arroja a este hombre, captúralo.

LA MALDICIÓN DE URUK

 En el lugar más sólido ¿qué soy, siendo aún, quién soy?
(Uruk) es un rebelde malevolente contra tu Nanna, Quiera An someterlo.
Esta ciudad debe ser sometida por An.
Sea maldita por Enlil.
Que el llanto del hijo no sea aplacado por su madre.
Oh, señora, el arpa de la mañana está tirada en la tierra.
Verdaderamente alguien ha varado la barca de la mañana en una playa hostil.
Al sonido de mi canción sagrada, ellos están dispuestos a morir.

ACUSACIÓN A NANNA

En cuanto a mí, mi Nanna no te preocupes
Él me ha llevado a la destrucción por senderos asesinos.
Ashimbabbar no ha pronunciado mi condena.
Si la hubiera pronunciado: ¿Qué es si no la hubiera pronunciado?
¿Qué es él para mí? ¿Qué él para mí?
Yo, la que alguna vez se sentó triunfante, fui arrojada del santuario.
Como una golondrina me hizo volar por la ventana y mi vida se ha consumido.
Él me hizo caminar entre las breñas de la montaña.
Él me arrancó la corona apropiada de la alta sacerdotisa,
Y me dio daga y espada y me dijo:
Esto es más para ti.


Enhkeduana;
Poetisa de la antigua Akadia.
Texto extraído del libro,
himnos y poesías de Enhkeduana.
Fogtografía del texto,
por Janson,
La sacerdotisa.

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ENHKEDUANNA - LA EXALTACIÓN DE ENHKEDUANNA A INANNA TABLILLA I


ARTISTA DEL POEMA
ENHKEDUANNA

LA EXALTACION DE ENHKEDUANNA A INANNA
TABLILLA I

INNANA Y LAS ESENCIAS DIVINAS

Señora de todas las esencias, luz plena,
buena mujer vestida de esplendor
a quien el cielo y la tierra aman,
amiga del templo de An,
tú llevas grandes ornamentos,
tú deseas la tiara de la alta sacerdotisa
cuyas manos sostienen las siete esencias,
oh mi señora, guardiana de todas las grandes esencias,
las has escogido y colgado de tu mano.
Has reunido las esencias sagradas y las has puesto
apretadas sobre tus pechos.

INANNA Y AN

Como un dragón has cubierto el suelo de veneno.
Como el trueno cuando ruges sobre la tierra,
árboles y plantas caen a tu paso.
Eres una inundación descendiendo desde una montaña,
¡Oh primaria,
diosa lunar del cielo y de la tierra!
Tu fuego sopla alrededor y cae sobre nuestra nación.
Señora montada sobre una bestia,
An te da cualidades, órdenes sagradas,
y tú decides.
Tú estás en todos nuestros grandes ritos.
¿Quién puede entenderte?

INNANA Y ENLIL

Las tormentas te prestan alas, destructora de nuestras tierras.
Amada por Enlil, tú vuelas sobre nuestra nación.
Tú sirves a los decretos de An.
Oh mi señora, al oír tu sonido,
colinas y llanuras reverencian.
Cuando nos presentamos ante ti,
aterrados temblando en tu clara luz tormentosa,
recibimos justicia.
Nosotros cantamos, nos lamentamos y lloramos ante ti
y caminamos hacia ti a través de un sendero
desde la casa de los enormes suspiros.

INANNA E ISHKUR

Tú lo derribas todo en la batalla.
Oh, mi señora sobre tus alas
llevas la segada tierra y embistes enmascarada
en una atacante tormenta,
ruges como una rugiente tormenta,
truenas y sigues tronando y resoplas
con vientos malignos.

Tus pies están llenos de inquietud.

En tu arpa de suspiros,
yo escucho tu canto fúnebre.

INANNA Y LA ANUNNA

Oh, mi señora, la Anunna, los grandes dioses,
aleteando como murciélagos delante tuyo,
se vuelan hacia los farallones.
No tienen el valor de caminar
delante de tu terrible mirada.
¿Quién puede domar tu furibundo corazón?
Ningún dios menor.
Tu malevolente corazón está más allá de la templanza.
Señora, tú sedas los reinos de la bestia,
tú nos haces felices.
Tu furia está más allá de la templanza,
¡Oh hija mayor de Suen!
¿Quién te ha negado alguna vez reverencia,
señora, suprema sobre la tierra?

INANNA Y EBIH

En las montañas en las que no eres venerada
la vegetación está maldita.
Tú has convertido en cenizas sus grandes entradas.
Por ti los ríos se inflan de sangre
y la gente no tiene nada que beber.
El ejército de la montaña va hacia ti cautivo
espontáneamente.
Saludables hombres jóvenes desfilan ante ti
espontáneamente.
La ciudad danzante está colmada de tormenta,
conduciendo a los hombres jóvenes hacia ti, cautivos.


Enhkeduana;
Poetisa de la antigua Akadia.
Texto extraído del libro,
himnos y poesías de Enhkeduana.
Fogtografía del texto,
por Janson,
La sacerdotisa.

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EL PORTAL DE LETRAS LIBRES



EN EL PORTAL DE LETRAS LIBRES;
VARIAS NOVEDADES SOBRE ARTE Y CULTURA,
PARA EL UNIVERSO DE LA MEMORIA HUMANA.


Fotografía del texto;
por el artista llamado, El libertador,
Los libros abiertos.

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REVISTA SOBRE ESPIRITISMO EDICIÓN VEINTE EN ESPAÑOL


REVISTA SOBRE ESPIRITISMO,
PRESENTACIÓN EXCLUSIVA Y CONMEMORATIVA,
EDICIÓN VEINTE EN ESPAÑOL.




Ilustración del texto,
por los creadores de la portada creativa,
La revista espírita.

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RUSVELT NIVIA CASTELLANOS - UN ROMANCE EDÉNICO


ARTISTA DEL CUENTO
RUSVELT NIVIA CASTELLANOS

UN ROMANCE EDÉNICO

Amor mío, así estés lejos, sé que debo contarte la última historia vivida, antes que realizar cualquier otra fantasía lejana. Bien, todo lo sucedido, fue muy real debido a mis invenciones solitarias. Por cierto, tuve el asombro de ser un hombre caído. Hube de presenciar tal impresión alterada, ayer en la mañana. Así lo comprendo entre la confusión de esta existencia incomprendida. Sin embargo, no encuentro alguna forma prudente de comprobar toda esta vivencia claramente, preciosa mía. Pero bueno, mujer de los tantos versos románticos; todo comenzó precisamente aquí; cuando salí caminando lentamente de mi lúgubre biblioteca, bajo una ceguedad de tinieblas, entre una sola bruma, colmada de lluvias perdidas. Por lo demás, no lo sé bien, amor. En serio, no puedo descifrar los siguientes instantes con claridad. Sólo sin saberse un espacio lógico, me fui erguiendo de la mecedora blanca en que estaba recostado. Fui cruzando enseguida el umbral de la puerta, tan velozmente como un precipitoso rayo de incandescencia. Luego me sentí algo ebrio y me observé caminando por entre un pasillo agónico. Este era como un pasaje de una sutil muerte. Todo su ambiente estaba en medio de sombras y lamentos. Aquí además fui recorriendo su espaciedad bajo una preocupación desbordada a medida que se escuchaban algunos gritos ahogados. Eran unos aullidos delirantes, dados en su más agotada opresión. Así que resulté caminando más apresuradamente, que antes del principio. Lo hice solo, agarrándome de las paredes con fuerza, para no caer así en la nada de los temores alterados. Eso sí, te aclaro, nunca llegué a conocer algún lugar de término en esa dimensión ilimitada. De hecho, me perdí en aquella vaciedad inundante, colmada de odiosas sensaciones mortales. Así, entre velos, pude avistar esa vieja realidad, además estas son las impresiones más cercanas, que aún recuerdo, para dicho ayer tan insospechado. 
Por otra parte, María bella, según estos vagos presentimientos que me vuelven ahora, entre el mismo instante, yo trataba por descubrir cualquier albor engendrado del amanecer, el cual se presentía descubierto a las afueras del aposento, donde dormía. Eso creo entre mí oscuridad alocada. Obviamente, porque trataba por desvestir cualquier luminosidad entre la vacuidad de aquel mundo opacado, donde me sabia disperso y sin embargo no conseguí desvelar el menor resquicio de blancura en ninguna parte, no pude desnudar la pureza bondadosa durante aquellos segundos dislocados. Más no me descubría bien comprendido entre la precisión; caída de los días y del tiempo. Por estas sinceras significaciones tampoco supe con certeza en que época estaba mi alma. Apenas presentía el lugar estrecho con su arte y su movimiento inacabado. Por lo tanto, sentía un gran desconcierto en mi memoria hacia la soledad perecedera, que había en cada silencio y cada momento, mal existido. Se hacía confuso todo lo que presenciaba asombrosamente. Quizá tenía en lo personal, una inquieta interpretación de la realidad sobre ciertas imaginaciones envolventes y cercanas a la vida de afuera. Así que era claro lo otro del más allá, por supuesto, no había alguna duda; ya presenciaba diversas manifestaciones de parajes misteriosos, que me eran exageradamente abstractos en relación con la inmortalidad de mi espíritu. Parecían irse de a poco hacia mi verdad inconsistente. Aunque como no suelo saberlo en este momento; tampoco deduje la vejez de mi cuerpo, hacia la caída de aquella concreción figurada. Nomás, veía la forma algo frígida del ser varonil, la piel rosácea y rugosa de la piel, junto al cuerpo. Vulnerable yo en todo caso. Pequeño entre los pequeños seres del mundo, no me hallaba específico. Desigual, yo sin saber sobre esta verdad atribuida, estaba perturbado. Muy posiblemente, podría ser mi desgracia mal recibida, tras las otras noches impensadas.
De este modo, lo entreveo ahora con la poesía de mis ojos castaños. Así mujer lejana, lo voy descubriendo, para este instante; junto a la frescura del jardín romántico en que me hallo inesperadamente. Apenas al día, estoy nada más recostado que en el prado, yo rodeado de algunos arbustos suaves y algunas flores blancas. Eso sí, mi doncella requerida; te aclaro esto lindo, mi bella mujer, no sé como aparecí atrás de la casa solariega, ella bien adornada con enredaderas y otros claveles rotos. Sólo abrí los párpados hacia la realidad y en el acto, me vi despierto por los lados del jardín en compañía de las tórtolas y junto al canto del agua susurrante, que resonaba en la fuente. Luego, pues me erguí de allá, al rato fui y me hice a un lado del sauce que aún me cubre del sol, junto con sus hojas primaverales. 
En tanto, para este momento mal procurado, sigo reposando a la muerte calmada sin tu belleza, otra vez anhelada. Aún perezco bajo el sauce de hojas oscuras. Trato de no pensar en nada más que en tus besos y tu sonrisa juvenil. Me siento cercano al calor de tu piel y en el acto vienes tú y perturbas mi interior espiritual. Así que hoy la gracia se sufre casi sin fuerzas en mi cuerpo de esencia sutil. De momento, se va tu fragancia olorosa y se va el sabor de tu boca ensoñado como el placer tuyo aún requerido por mí. Sólo me pierdo en tu aroma cautivo de a poco y cuidadosamente. Escucho mientras tanto el ruido lejano del río y miro de vez en cuando hacia la madrugada encendida. Hoy concurre sin lluvia y no se detiene sobre mis ojos acuosos. Va con sus aves plumíferas y sus nubes violetas de mucho fulgor. Así que me asombro ante esta belleza misma forjada por la creación eternizada. Admiro su vastedad bajo un desequilibrio de lamentos, que hay temerosos al presente; porque sin aviso alguno vienen y se oyen algunas voces del ayer a mi mente. Ellas vuelven de lo lejos junto a sus dolencias. Son unos espíritus, que hay en sufrimiento por los lados del solar. Parece que es así esta sospecha de siempre. Los alcanzo a percibir quedamente. Me distraen de la perfección natural, que hay en los cielos. Ello, gritan entonces su desenfrenado espanto por todos lados. 
Quizá los sueñes también tú, lindura del amor, ternura mía, tú, quien no estás hoy conmigo. Pues si te contará lo padecido. Ellos permanecen casi toda la mañana entre el pasillo principal de la casona. Vienen y se pasean por ahí entre los árboles y los arbustos. Luego, te esperan a ti, reunida conmigo otra vez. Más que nada, por nuestro romance enceguecido que hubo por allá junto al pasado rutilante; por allá, donde la vida era más justa con nosotros solamente. Si lo recuerdas, María, tú lo sabes mejor que nadie, más que nuestro amor doloroso y sin embargo, hoy tú, estás algo esquiva de mí y de mis caricias ansiosas. 
Pero bueno; mi bella María, que más te digo, que otra vez estoy sin tu palpitación febril en mis brazos. De nuevo divago en la noche de esta muerte inolvidable. No sé que fue lo que nos pasó. Pero es verdad, tuve que desaparecer una tarde cualquiera donde no hubo luminosidad. Luego me fui a viajar por otras tierras inhóspitas. Debía estudiar mucho los libros para ahí sí volver a tu cuerpo de primavera, hasta siempre, que será entonces de este amor tan sagrado. 
En tanto con los años, regresé a tu aposento lóbrego y ya no estabas en ningún lugar. Lástima por mi sueño, residido en tu linda frescura mujeril. No lo puedo ocultar, me haces falta más que la vida misma en este mundo desaparecido de a poco en su nostalgia. Y es así por ello posible, que mis amigos los fantasmas se hagan en esta casona, por esa añoranza mía. Tal vez vienen, para recuperar en cada rato tardío lo que nos fue quitado asombrosamente. Así que ellos quieren algo de mí en lo más lógico de la razón, no soportan más la ausencia tuya, no más silencio tuyo, mujer. Esto podría ser lo que suplican ansiosamente, quizá sea ver tu presencia junto a mí. Tu belleza en la ventana de mi aposento solitario; sería lo justo, qué más podría ser, no veo nada más sobre el silencio tuyo.   
Mientras, los fantasmas empiezan por hostigar mi alma, sin mucha vergüenza. Sueltan sus lamentos horrendamente desde sus bocas desabridas. Percibo que los quejidos se hacen cada vez más fuertes. Ellos van empujándome por su parte hacia aquel día de nuestra última despedida. Tu único adiós fue escaseado. Contemplo asimismo el drama que vivimos difusamente. Al cabo, suelto una voz de tragedia y enseguida pienso que todo lo demás es vano para ambos, nada más importa que tu alma vivida en mí. 
Tras un segundo fugaz, sin algún aviso, voy descubriendo los espíritus eternos del más allá desnudado. Ellos ingresan por las ventanas vertiginosamente; se cuelan por las rejas de hierro, atraviesan las paredes de concreto, sin ningún miedo. Hay también otros que vuelan y giran en el aire con sus velos oscuros de agonía. Los reconozco como otras tantas veces increíbles. Hay unos pocos quienes se acercan a mi temor humano. Preciso sus rostros demacrados y sucios. Veo que están algo ofendidos y se sienten enfermos del mal. Por eso a cada nada, se recrean al frente de mi cara. Me hacen varias muecas odiosas y siniestras. Además, ahora tratan de lastimarme con sus groserías execrables y pueriles. 
Menos mal; lo sé, tengo que transmitirles algo de compasión. Claro, es difícil auxiliar a estos muchos seres ignorantes, quienes no quieren entender sus propias desgracias. Para sus rebajados reproches en todo caso, no pronuncio una sola palabra de desprecio. No les digo nada a sus bocas de lamentos. Sólo espero a que se calmen. Respiro un poco para mi causa tranquila. Me tranquilizo hacia lo profundo de la conciencia. Luego trato de perdonarlos y los dejo atrás sin ser tan dubitativo. Pues sé que están con muchos padecimientos en su interior abstracto. Ellos no hacen si no pasarlo mal por estos otros lados de la vida. No tengo la menor duda sobre estas aseveraciones. Además, por dicha razón llevan varios años de estar merodeando mi casa colonial. Y sobre lo primordial; mujer, yo trato de comprender sus reproches y desaciertos que tienen a cada nada, junto con sus semejantes espirituales. Incluso a veces los escucho para esclarecerlos en su moralidad, por eso ellos están aquí también en la casa, amor mío. 
Y si tú supieras, hermosa lejana; muchos de estos espíritus pudieron dejar sus cavernas umbrías como profundas en las que se encontraban; algo encarcelados, algo odiosamente enclaustrados. En esos territorios, según los oigo suavemente, cada alma recaída padecía un gran horror. Explican, que allá hay mucho miedo, allá hay mucho arrepentimiento por cada acción anterior, que uno maldice en la existencia sobre la tierra. En tanto lo tenebroso, para ellos ese inframundo, lo veían similar a un valle tétrico de lodo y desgana en el ambiente. Parecía no haber una sola vida reverberante bajo la vastedad de aquel paraje desolado. Allá presenciaban una defunción lenta en sus carnes, mal procuradas por sus terquedades. En lo sucesivo, sospechaban que el martirio para sus espíritus era largo. Por sus culpas, tendían a yacer en la vieja alegoría del infierno. Hondo el cual es un desierto negro, inventado por los hombres encarnados del mundo. En pugna, te vas hacia allá con la mente, caes al abismo de la maldad y la oscuridad te cubre suciamente. Luego, nadie te puede sacar de la inmundicia descarnada. 
De hecho es cierto que nosotros somos inmortales. Más con menos, no cesa el suplicio si odiamos con propia indiferencia. Sólo renace la paz, cuando hay transformación moral en nuestro ser divino. Dada la mutación, sólo así podremos irnos de la bajeza; yéndonos ya sin tantas pretensiones orgullosas, aberrantes. Es por esto superior, que los fantasmas ahora me rodean quedamente. Por qué, ellos al fin lograron salir del hondo allá, después de tantas miserias bien merecidas. Al cabo, hubo en sus intenciones compromiso de regeneración hacia sus siguientes procederes. Hacer más bien de una evolutiva vez; dejar el mal que no traía si no enfermedad, fue lo que tuvieron que remover.
Al sentirlos ya por estos lados de la tierra; pues no supieron para donde coger, querida. Ellos, no conocían el rumbo por donde seguiría el porvenir. Así que decidieron quedarse aquí conmigo y con mi poesía de esperanza. Supongo que tú los recuerdas un poco; ellos te conocieron obviamente cuando estabas conmigo. Se dio, cuando tu figura de mujer estaba abrazada a la mía, tras un sólo cariño de inspiración soñadora. 
Pasado el romance, María, ideado hermosamente entre un solo destino, fueron siempre las ganas por estar juntos. Lo peor es que aún lo anhelamos entra la demasía persistente. Ahora pues te digo algo más; ambos alcanzamos un abrazo más sublime que esta misma vida terrenal. Era estar cuidadosamente en el otro para cada instante realizado. Igual, fue muy complicado para mí. Era olvidarme del resto del afuera. Era renunciar a todas mis inspiraciones y mis obras. De todo para atrás, lo hice con tu cuidado porque con tu amor, la época se fue reinventando. El cuadro se hacía perfecto entre cada entrega mía y tuya. Nada nos molestaba aparentemente. Parecimos andar con el sacrificio entendido por cada uno y sin embargo con el suceder de las cosas, hubo un adiós cercano. Llegó en compañía de su melancolía, unido a un vago recelo de extrañeza. Tanto sentimiento entregado para ti; tanta dedicación al amor, mujer de mí otoño umbrío, fue una queda equivocación. Pude haber muerto, si te ibas de mí hacia otros brazos varoniles. Esto ahora te lo declaro, sólo pensarme sin ti; sería verme en el más allá, sin miedo, ya sin la menor esperanza posible. Sentirme escaso del alma, bajo cualquier abismo de la derrota, sería lo peor, mal vivido y resentido. 
Así y por tanto, nuestra relación primaveral, fue mostrándose, algo obsesiva. No quería nada más que no fueras tú. Era estar en ti a cada rato y nadie más en la vida. Tu pureza de rosa y tu placer dedicado en el mío, para siempre, fue mi amenaza. La pasión precipitada me obsesionaba y embebía a la vez en lo profundo, yo sin darme por enterado. Así que acabé lo nuestro, por el bien de las dos partes. Tuvo que alejarme de tu encanto, no podía seguir más con este peligroso romance. Debía pensar un poco en mí o si no terminaríamos; presenciando una sórdida desgracia. Incluso, pudimos habernos visto, inmersos en algún drama pasional. Así, lo presentía sobre ese ayer volcado.
María, además mira, por mi parte no hubiera querido nunca, tragedia alguna contigo y tu lindura. Sería lo peor para mis sentimientos aunados a tu llanto. Por eso me fui de tu bondad, quería experimentar algo más de madurez. En fin, decidí vivir unos años más sin nadie. Ya después, sabría como volver a la calidez de tus brazos otra vez. Quizá verme más preparado sobre el recibimiento de tus actitudes, junto con tus arrojos amorosos en el lecho nupcial, lo creí sensato. Eso sí, te digo algo doloroso, pese a todo lo restante, mujer, hubo lástima por mi decisión. Lo de nuestro encuentro nuevo, nunca se volvió a dar para otra ocasión renaciente. Tal vez no lo quisiste tú. Obviamente así de mal, lo labrado fue mi desgracia que sigue aún hasta hoy. Es el sufrir mío y me sucede entre lo agudo, porque ya no estás conmigo, amor, te fuiste de mí, para que no te volviera a ver en la vida.
Han pasado entre los tiempos muchas noches. De mí, sigo solo entre la vacuidad de los pensamientos. Aún rememoro el ayer que nos fue para una juventud lejana. Recojo para nuestro pasado, una rosa blanca del suelo, sin más sueños idílicos. No me levanto del prado mojado donde sigo estando recostado. Apenas respiro a mi debido momento. Por ahí miro las afueras de la casa solariega, teñida de coloraciones blancas, mientras deshojo la rosa. Antes todo era nocturno. Ya de instante, contemplo las montañas frondosas a lo lejos del tiempo. Hay una madrugada pintada de muchos azules en los varios cielos. Siento poca lluvia en los vientos. La soledad me acoge de repente con agobio. La amargura me distrae sin tus besos enternecidos. Ahora entonces, vuelvo mi rostro barbado, hacia atrás, que sigue callado. Alguien me atrae sucintamente, para el cuidado armonioso. Qué será lo que desean otra vez estos amigos invisibles; Dios, pero que veo en realidad, por Dios, si eres tú, amor, eres tú en esta otra belleza, eres tú, mi María, mi amada María. Ya voy y te abrazo entonces con gran amor, mi mujer bien pretendida y purificada; ya va y te abraza tu poeta, tu Jorge Isaacs, quien te acoge, por fin junto al fin del tiempo, luego de los tantos ayeres, vividos en mal sufrimiento.                     

Rusvelt Nivia Castellanos, 
Artista de Colombia.
Pintura del cuento, por Velt,
Enamorados del Amor.

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JULIO CÉSAR CARRIÓN CASTRO - EL CÁNDIDO VOLTAIRE


ARTISTA DEL ESCRITO
JULIO CÉSAR CARRIÓN CASTRO

EL CÁNDIDO VOLTAIRE

Hace precisamente doscientos sesenta años, en 1759, publicó Francisco María Arouet, más conocido como Voltaire, su famoso cuento "Cándido o el optimismo" en el cual, mediante los recursos de la ironía y el sarcasmo, da cuenta del optimismo metafísico, representado en su época no sólo por las confesiones religiosas, sino por la filosofía de Leibniz y de Wolf, quienes afirmaban la perfección del mundo y la marcha de la humanidad hacia el progreso, bajo una armonía preestablecida por Dios y que, a pesar de los múltiples impedimentos y vicisitudes, nos dirigimos en última instancia hacia el bien.
Pangloss representa en este cuento a un terco académico, preceptor y maestro del pobre Cándido -adolescente cargado de ilusiones que busca hallar su propia identidad intelectual- que termina convencido de la "perfección" de cuanto le rodea, gracias al sistemático adoctrinamiento ejercido por Pangloss, quien no se cansa de reiterarque "nos encontramos en el mejor de los mundos posibles" y a pesar de las catástrofes, del desorden, del caos que lo circundan y del cúmulo de desdichas y desgracias personales que lo agobian, él continúa predicando permanentemente esa visión optimista de la vida, como tercamente lo continúan haciendo los mercenarios docentes y academicos al servicio de las clases dominantes y los grupos hegemónicos.
Voltaire con su pesimismo ilustrado nos advertía que es imprescindible huir, alejarse tanto de las ilusiones metafísicas, como de las "verdades" militantes y de todas esas convicciones colectivas que nos convierten en simples integrantes de rebaños.
Voltaire es un demonio, un genio del mal que desde su pesimismo ilustrado nos convoca a no desfallecer frente a las ilusiones metafísicas y transmundanas, a la pesada carga de las engañifas militantes y a las trapisondas pseudo-intelectuales de los “decentes”, los “buenos” y los “verdaderos” que, desde su condición de “mayorías”, condenan y queman a los herejes, a los rebeldes, a los heterodoxos y a todos aquellos que pretendan celebrar discretos o marginales aquelarres, y conspiraciones individuales, contra las convicciones colectivas, las supersticiones y las más diversas banderías.
En esa búsqueda incesante -quizá sin objeto ni respuesta-, de la libertad y de la autonomía; en este vacío dejado por las utopías, nos propone Voltaire, un horizonte de esperanza: la huida hacia nosotros mismos, atrincherarnos sin miedo y sin rencor, en el cultivo de nuestro propio huerto, creyendo en la validez de las pequeñas cosas que, como sombras tutelares, nos acompañan para no dejarnos perder el goce de la vida y enfrentar con valentía la establecida “infamia” -hoy tan plural-, que pretende definirnos los sueños y las perspectivas de vida...
Cultivar nuestro huerto, tesis y propuesta central del Cándido de Voltaire, significa retornar a una auténtica subjetividad que rompa la masificación, la absurda gregarización en que cómodamente están establecidas las “mayorías”, los incotables rebaños humanos de creyentes, seguidores, fieles, activistas, militantes, electores, sufragantes, adeptos, clientes, admiradores, entusiastas, hinchas, espectadores, fans... Esas anónimas muchedumbres que conforman la deplorable sociedad del espectáculo; "toda la horda innumerable de los consuntos" -como lo describiera Zalamea Borda en su poema- definidos, direccionados, y sistemáticamente manipulados hasta en sus más íntimos gustos, caprichos, modas, pareceres; en sus aspiraciones y en sus ambiciones, por una ubicua criptocracia que mediáticamente administra y maneja los incontables rebaños, en este tardío supercapitalismo que aún soportamos...

Julio César Carrión Castro,
Maestro de Colombia.
Pintura del texto,
por Maurice Quentin de La Tour,
Voltaire.

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CONVOCATORIA LITERARIA DE LA EDITORIAL EL ÚLTIMO INTENTO


DE LA EDITORIAL DE MÉXICO,
EL ÚLTIMO INTENTO,
NUEVA CONVOCATORIA CREATIVA,
SOBRE ARTE Y LITERATURA,
SE BUSCAN ESCRITORES Y ARTISTAS,
QUE QUIERAN PLASMAR SU TRABAJO
EN LA REVISTA INDEPENDIENTE,
EL ÚLTIMO INTENTO,
PARA MAYOR INFORMACIÓN,
ESCRIBE AL CORREO ELECTRÓNICO;
editorialel1intento@gmail.com, 
TAMBIÉN SI LO DESEAS,
CONTÁCATANOS POR FACEBOOK,
MUCHAS FELICIDADES,
ARTISTAS DE AMÉRICA LATINA

Fotografía del texto,
realizada por los creadores de la editorial artística,
El último intento.

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LUDWIG VAN BEETHOVEN - MONDSCHEINSONATE


KLASSISCHE MUSIK;
LUDWIG VAN BEETHOVEN,
MONDSCHEINSONATE.



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VALMIKI - LA TRANSFORMACIÓN DE UN MALVADO


ARTISTA DE LA HISTORIA
VALMIKI

LA TRANSFORMACIÓN DE UN MALVADO

En el pasado remoto (1) vivió el sabio (rishi) Valmiki, conocido como adi-kavi o el poeta original, y su obra maestra, el Ramayana, es conocida como el adi-kavya o el primer poema.(2) El Ramayana (3) es indudablemente la primera obra épica en el mundo y, junto al Mahabharata, que es la mayor (4) obra épica conocida por la humanidad, se constituyen en los principales itihasas o narraciones históricas. Valmiki (5) es uno de los ejemplos más claros del cumplimiento del refrán “dime con quién andas y te diré quién eres”, pues siendo un alma auto realizada y un sabio del más alto nivel, en su juventud, por entonces llamado Ratnakar, fue violento y perverso.
Ratnakar era hijo de Varuna, el virtuoso e inteligente semidiós de las aguas, y se encontraba al cuidado del sabio Prachetasa: un día, niño todavía, fue a jugar al bosque y se extravió; cuando trató de retornar a su hogar, confundido y llorando desconsoladamente, se dirigió precisamente en dirección contraria, perdiéndose en las profundidades de la maleza; pasaba por allí un cazador que buscaba una presa, y cuando vio al niño acongojado, se lo llevó a su cabaña, donde él y su esposa lo tranquilizaron; como no tenían hijos, aceptaron al niño como un regalo divino y decidieron criarlo como si fuera su propio hijo. En tanto, los desesperados padres de Ratnakar, lo buscaron infructuosamente, hasta que, finalmente, pensaron que había sido devorado por alguna bestia salvaje y lloraron amargamente su ausencia.
Aunque Ratnakar era muy inteligente y habiloso, no tuvo la oportunidad de recibir una educación adecuada; mientras recibía el afecto de los cazadores, gradual e inevitablemente fue olvidando a sus padres. Pronto aprendió las costumbres de los cazadores y también la cacería, desarrollando una puntería extraordinaria hasta convertirse en el terror de los animales del bosque. Siendo muy apuesto, cautivó a una noble y hermosa princesa, cuyo amor finalmente rechazó, porque prefirió a Tara, hija de otros cazadores, con quien compartía costumbres; ella era tanto bella, como amañada y caprichosa, y Ratnakar, para dar gusto a sus caprichos y mantener a su creciente familia, se convertiría en un asaltante de caminos, llegando incluso a asesinar a quienes se resistían a entregarle sus objetos de valor.
En cierta ocasión, tratando de halagar a su consorte, el bandido Ratnakar le prometió satisfacer cualquier deseo que tuviese: Tara pidió entonces una rara gema, que en alguna ocasión se habría visto adornando la cabeza de una cobra. Junto con una banda de delincuentes que se había conformado, el bandido se lanzó entonces a la difícil búsqueda, matando cuanta cobra encontrara a su paso, prácticamente exterminó a las serpientes, pero sin resultado alguno. Ante su fracaso, el enamorado, ofreció sustituir la joya con cofres de bellas y valiosas joyas y alhajas; pero Tara las rechazó con desdén, y exigió el cumplimiento literal de la promesa. Ratnakar se enteró que una gema, como la deseada por Tara, se encontraba adornando una Deidad en un templo; entonces, cegado por el apego a la insatisfecha mujer, atracó el recinto sagrado, mató al brahmán a cargo de la adoración (pujari) y cortó con su puñal el collar que adornaba la Deidad de Mahalakshmi, la diosa de la Fortuna.
Por intervención de la Divinidad, Narada Muni,(6) el célebre sabio entre los semidioses, se presentó por los dominios de Ratnakar decidido a salvarlo de esa vida desastrosa; Ratnakar, amenazando a Narada, lo conminó a que le entregase sus riquezas. Como de costumbre, el santo pleno de sí mismo, vestía muy sencillamente y no llevaba posesiones materiales consigo. Sin mostrar enojo, le explicó al bandido que su única pertenencia era un instrumento musical vina (7) y, sentándose bajo un árbol, se puso a cantar dulcemente los nombres de Dios.
Ratnakar contempló con curiosidad y fascinación el rostro de ese hombre que, a pesar de no tener nada costoso, rebozaba de inocencia y tranquilidad, entonces el criminal sintió alivio y paz en su corazón.
Notando que Ratnakar estaba profundamente conmovido, el sabio dio una pausa a su canto y le explicó la Ley del Karma, una ley que rige en el mundo material: cada persona está destinada a disfrutar o sufrir lo que en justicia merece como consecuencia de sus propios actos. Cualquier acto bueno que uno realice, será retribuido por la naturaleza con algo bueno y, en forma similar, cualquier acción mala o que sea fuente de dolor retornará a nuestras vidas con un sufrimiento y dolor equivalente al ocasionado.
Por sus nefastas actividades, Ratnakar tendría que experimentar el correspondiente sufrimiento y, por tanto, al pensar en las fechorías que había hecho, se atormentó su corazón, y de pronto sintió hundirse en la más grande infelicidad y desgracia. Espantado ante la explicación del sabio, el asaltante trató de justificar sus crímenes, argumentando que ser bandido era lo único que sabía hacer y que el fruto de sus atracos era utilizado para mantener a sus dependientes: su insaciable mujer, sus descontrolados hijos y sus ancianos padres.
Sonriendo, Narada, lo desafió a que fuese a preguntar a todos sus beneficiarios, si acaso ellos estarían dispuestos a compartir el atroz karma que por complacerlos estaba generando. Él lo esperaría para escuchar la respuesta, por lo que le dijo: “Si crees que me escaparé y no te fías en que te espere, entonces, átame a un árbol mientras vas a preguntar.”
Ratnakar, confiado en que sus seres queridos compartirían la desgracia que le esperaba, aceptó el reto. Una vez que les hubo consultado, el bandido quedó desconcertado al comprobar que nadie en su familia quería asumir tan terrible culpa, y que todos lo responsabilizaban por su manera de obtener fortuna.
Decepcionado y apesadumbrado, el bandido volvió hasta Narada para confesarle la respuesta que había obtenido. Mientras desataba al santo, desesperado como estaba, le preguntó cómo podía escapar del sombrío futuro que le aguardaba.
La instrucción del sabio Narada fue precisa: la manera más poderosa de purificar su conciencia, sería el recitar los Santos Nombres de Dios y llevar una vida de bien. Debido a sus malos hábitos, Ratnakar se sintió indigno de cantar el Nombre Divino y también consideró imposible poder practicar tal disciplina.
Narada, movido por un sentimiento de compasión, le preguntó si podría recitar en cambio el nombre de la muerte: mara (en el antiguo idioma sánscrito).
Ratnakar, con una sonrisa, contestó que podía repetir con facilidad el nombre: mara. El sabio le pidió recitar incesantemente ese nombre, indicándole que se concentrara al hacerlo y que, aparte de repetir el nombre, lo esperara en ese mismo lugar hasta que retornase. Luego de darle tan inusual instrucción, se marchó.
Tan profundamente se concentró Ratnakar, recitando sin parar ‘mara…, mara…, mara…’ que se olvidó de comer y de dormir. Gradualmente, sin que esto interrumpiera su meditación, se formó un hormiguero alrededor de su cuerpo hasta cubrirlo por completo; es decir el bandido no podía siquiera ser visto.
Pasado un tiempo considerable, Narada volvió al lugar donde había dejado a Ratnakar y, en el entendido que Ratnakar se encontraba dentro del gigantesco hormiguero, muy cuidadosamente, lo limpió y acercándose a su oído le murmuró el nombre de “Rama.”
De inmediato, Ratnakar salió de su trance y, viendo al sabio, en señal de veneración, se inclinó con afecto para tocar sus pies. Narada lo levantó y abrazó; Ratnakar, purificado por el contacto con el poderoso santo, experimentó un cambio de actitud y sintió que vivía una nueva vida. Entonces, Narada le dijo: ‘Dios está complacido con tu penitencia y puesto que has renacido de un hormiguero (valmika), serás conocido como Valmiki.’
Narada le explicó afectuosamente a su discípulo, que al repetir continuamente las sílabas de la palabra mara que le había encomendado recitar: ‘ma-ra…, ma-ra…, ma-ra…’, en realidad había estado recitando la poderosa vibración ‘Rama…,Ra-ma…, Ra-ma…’ que en el constante vibrar se conformaba, y que siendo Rama uno de los ilimitados y poderosos nombres trascendentales del Absoluto Supremo, ‘aquel que da felicidad a Sus devotos’, su recitación sin ofensas había purificado a quien había sido el criminal Ratnakar. Narada también, compartió con el discípulo su propia historia ejemplificando así el otro factor determinante de purificación: la compañía de personas santas. Luego el sabio se despidió para continuar su permanente viaje alrededor de los universos.
Esa fue la iniciación de Valmiki, puesto que en la cultura Védica, el maestro espiritual otorga un nombre al discípulo (8) al iniciarlo en la ciencia de la vida espiritual. Valmiki, el que fuera un perverso, abandonó su lujoso hogar y, fundamentalmente, sus malas costumbres, para comenzar a vivir con austeridad, limpieza y disciplina, en una choza cerca del río Ganges. Transformado e incapaz de hacer daño a entidad viviente alguna, Valmiki incluso se aseguraba de que no hubiera insectos donde ponía su pisada.


NOTAS DEL TEXTO

(1) La era de Treta-yuga data de más de un millón de años atrás, de acuerdo a la cronología Védica.
(2) Es el primer poema si contamos a partir del reinado de Manu, el primer Rey registrado en los últimos miles de años. Estrictamente hablando, en una escala de tiempo astronómica, el Brahma Samhita, pre-data su existencia, ya que Brahma, recibió este conocimiento directamente de la Divinidad, al principio de la creación hace miles de millones de años, por
lo que Brahma es también conocido como adi-kavi o poeta original. Cabe de todas maneras, notar que el conocimiento védico es eterno y se encuentra más allá de estimaciones cronológicas.
(3) El Ramayana, (en sánscrito, ‘Historia de Rama’), es la menor de las dos grandes epopeyas de la India antigua.
(4) El Mahabharata tiene 110.000 versos y es la epopeya más extensa, pero es en prosa, el Ramayana tiene 24.001 versos de rima perfecta.
(5) Persona que se convirtió en un gran santo y sabio gracias a las instrucciones de su maestro espiritual, el célebre Narada Muni. Dios lo inspiró para que compusiera en verso la obra maestra el “Ramayana”.
(6) Narada, un alma liberada, anda extasiado, recitando y cantando los Santos Nombres, sin envejecer, ni morir. La potente e ilimitada vibración trascendental que su canto místico genera, lo transporta por doquier a través de universos materiales y espirituales.
(7) Vina es un instrumento de cuerdas de la India.
(8) La iniciación espiritual por parte del guru o Maestro Espiritual es conocida como el segundo nacimiento. Puesto que la persona es entrenada en principios que templan el carácter, es muy apropiado el cambio de nombre al darse un claro cambio en la actitud hacia la vida por parte de los iniciados. Este mismo sistema fue adoptado por el Señor Jesucristo, quien se cree estudió en la India entre sus 12 y 33 años, y daba nombres espirituales a sus discípulos.

Valmiki, Maestro de la India.
Texto extraído del libro El Ramayana.
Pintura del texto,
por varios artistas,
Valmiki.

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EL ESPACIO LITERARIO FAHRENHEIT


DEL ARTISTA LITERARIO;
FACUNDO ADAMOLI,
SU BLOG SOBRE ARTE Y CULTURA,
FAHRENHEIT.


Fotografía del texto,
por un artista desconocido,
Fahrenheit.

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REVISTA SOBRE ESPIRITISMO DIECIOCHO Y DIECINUEVE EN ESPAÑOL


REVISTA SOBRE ESPIRITISMO,
CONCERNIENTE A LA VIDA DESPUÉS DE LA VIDA,
EDICIÓN DIECIOCHO Y DIECINUEVE EN ESPAÑOL.




Ilustración del texto,
por los creadores de la portada creativa,
La revista espírita.

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JULIO CÉSAR CARRIÓN CASTRO - ESCUELA, ENCIERRO Y MARGINALIDAD


ARTISTA DEL ESCRITO
JULIO CÉSAR CARRIÓN CASTRO

ESCUELA, ENCIERRO Y MARGINALIDAD

La escuela pública moderna surge en el siglo XIX como solución a problemas públicos que se presentaban al modo de producción imperante: mejorar la fuerza de trabajo y encerrar a los niños desocupados (como claramente lo expresa y denuncia la obra literaria de Charles Dikens) para que no deambulen desempleados; “Dejen jugar a los niños y no los encierren”, reclamaba Don Francisco Giner de los Ríos desde mediados del siglo XIX. Las intenciones de una “reforma moral de la población” conducirían no sólo al encierro laboral y productivo en las grandes fábricas y talleres, sino en las instituciones educativas, como seminarios, internados y demás “concentraciones escolares”, con sus normas de disciplinamiento estricto y el control riguroso sobre los cuerpos y los gestos, en busca de la regulación y normalización definiendo las posturas correctas en las diversas actividades como ya se hiciera en el mundo laboral, médico o militar, con los procesos de higienización, amaestramiento castrense, con la vigilancia, la planeación, la inspección y el establecimiento de las jerarquías religiosas, militares, laborales...
Luego vendría el control sobre procesos como los nacimientos, la morbilidad, la mortalidad… de esta manera se impondrían las biopolíticas que tan sistemáticamente analizara Michel Foucault; inicialmente mediante mecanismos de exclusión y de segregación de los grupos llamados “anormales” -leprosos, locos, brujas, apóstatas-, también por la descalificación y el rechazo de mendigos, indigentes, judíos, gitanos, trashumantes y luego por el sistemático apartamiento y la marginalidad de -drogadictos - alcohólicos - vagabundos y otros seres humanos de “condición cotradicha”, como lo señaló nuestro poeta... Se suman a estos mecanismos, las constantes acciones de colonialismo e intervencionismo político y militar de los llamados países “civilizados”, sobre los dependientes, con sus irreparables secuelas de etnocidio, persecución y maltrato primero a los pueblos aborígenes y después a los refugiados e inmigrantes que llegan a esas metrópolis.
Hoy podemos hablar, además, de una regulación sostenida en el Darwinismo social, no sólo con en el control de la sexualidad, de la natalidad, con la medicalización generalizada de la vida, el racismo y la xenofobia, sino también con el manejo de los controles estadísticos y el fichamiento de personas, con la vigilancia para la “seguridad social” y ciudadana, con la pedagogización del mundo de la vida y la instauración del “pensamiento único” y, ya mismo, con la puesta en marcha de la ingeniería genética y la manipulación del genoma humano, la clonación, la eugenesia y la eutanasia, bajo el poder de los Estados y de las corporaciones transnacionales.
Los Campos de concentración y de exterminio establecidos por los nazis a mediados del pasado siglo, preludiaban el destino manifiesto de estas democracias fascistas que buscan la normalización total: buenos obreros, buenos estudiantes, buenos ciudadanos, en fin como lo dice Pedro García Olivo, individuos capaces de ser “policías de sí mismos”.
En definitiva la escuela ha sido un instrumento de control y coerción para los niños: anticalle - antiparque - antilibertad (Giner de los Ríos) con una acendrada vocación “concentracionista” al servicio de la democracia burguesa; hace parte de la historia de los sujetos sometidos, es una de las instituciones de encierro, es un mecanismo de la microfísica del poder como lo señalaran Nietzsche y Foucault, junto a hospitales - cuarteles - cárceles - manicomios - fábricas - seminarios - internados. Es decir, las llamadas concentraciones escolares, preludiaban desde sus expresiones democráticas o demo-liberales, el camino hacia los campos de concentración y de exterminio que caracterizaron el proyecto de la burguesía en sus expresiones nazi-fascistas. Tuvieron su origen a partir del establecimiento de los cronosistemas, en las disciplinas laborales y escolares, con el rigor del reloj sobre las conductas, con el manejo y control de los comportamientos y los cuerpos (campanas - silbatos - formaciones - marchas - uniformes) y llegaron a su “mayoría de edad” en los campos de concentración y de exterminio de que hicieron gala los nazis y que hoy vemos reaparecer con las políticas que aplican los estados imperialistas, con sus campos de retención y reeducación a los inmigrantes.
Pero, la vocación concentracionista no para ahí. Como lo ha analizado Zygmunt Bauman, las ciudades que antaño constituían una especie de refugio frente a los ‘anormales’, a los marginales, han pasado a ser focos de peligro y reclaman, cada vez más, medidas de seguridad que les permitan a los buenos burgueses llevar una “buena vida”, sin las inseguridades que les acechan de la mano de esas enormes masas de desarraigados e indigentes que pululan en las grandes (y pequeñas) urbes. Por ello han surgido esa especie de campos de concentración diseñados para la “democracia”; una nueva estética urbana con esos guetos voluntarios llamados “conjuntos residenciales cerrados”, con sus poderosos sistemas de vigilancia y control que nada tienen que envidiara a las cárceles de máxima seguridad: La valla separa al “gueto voluntario” de los ricos y poderosos de los incontables guetos forzosos en que viven los desheredados. Para los habitantes del gueto voluntario los demás guetos son lugares a donde ‘no vamos’. Para los habitantes de los guetos involuntarios, en cambio, el área en donde se encuentran confinados (al verse excluidos de todas partes) es el espacio ‘del que no se nos permite salir’.
Separamento, encierro, marginalidad de los desposeídos con respecto a los poseedores ha sido el sueño del sistema burgués. Proyecto que intentan cumplir mediante la implementación de múltiples sistemas de control y vigilancia para que no se salgan, para que no escapen, o para que no entren, para que no irrumpan en sus falsos paraísos. Todo ello se cumple tanto dentro como fuera del llamado sistema educativo.

Julio César Carrión Castro,
Maestro de Colombia.
Fotografía del texto,
por un artista desconocido,
Los niños en la prisión.

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