jueves, 15 de septiembre de 2022

MARCOS ALEXANDRE MACHADO - EL NIÑO QUE NO TENÍA EMPATÍA

 
ARTISTA DEL CUENTO
MARCOS ALEXANDRE MACHADO

EL NIÑO QUE NO TENÍA EMPATÍA

Era una vez un niño en el mundo, un niño que no tenía empatía. Siempre estaba haciendo las cosas, sin ni siquiera pensar nada en las consecuencias, no pensaba en las personas que lo rodeaban.  
Le gustaba escuchar música, pero no en un tono normal, ponía el estéreo al máximo con todas las puertas y ventanas abiertas, sin importarse por los vecinos.
Esto hizo evidentemente la vida muy difícil a los vecinos.
Era muy agitado y le gustaba volar una cometa, para defenderse y también para atacar, le pasaba cera negra y esto hacía que la suya o la cometa de su oponente, cayeran sobre la casa del vecino, y cuando eso pasaba, era esa una carrera, entre los niños para atrapar la cometa y hasta incluso hizo algo que estaba mal, saltó la pared del vecino, sin su permiso, todo con el propósito de hacer travesuras.
A veces no sólo saltaba la pared, sino que hacía algo muy peligroso, se subía al techo, y el vecino que era pobre, tenía un techo de fibrocemento, que es el más barato, pero también el más fácil de romper y siempre en que prisa, las tejas se rompieron.
Este niño, con sus amiguitos, también jugaba a otras cosas, a ese viejo juego de tocar el timbre del vecino y salir corriendo.
Muchos vecinos caen en esta trama y hasta una pobre viejita, ella en su inocencia, anduvo esforzándose con una caminadora y al final cuando abrió el portón, no había nadie. 
Todo desigual iba así en travesuras, hasta que un día, un ángel se apareció al niño y pronto le dijo:
-Eres un chico muy rebelde, no piensas en el prójimo, para que sientas en tu piel lo que sienten los vecinos. 
El niño impresionado por lo que vio ante sus ojos, respondió: 
-¿Quién eres? 
El ángel serio, dijo:
-Un ángel.
El niño impresionado, contestó: 
-He oído hablar de ti, pero pensé que eras diferente.
Un instante después, el ángel desapareció y no dijo más nada.
Después de este hecho, el niño se fue a su casa y una vez en su habitación, se quedó dormido y cuando despertó de forma sorpresiva, se vio en el cuerpo y la vida del vecino, con el mismo estilo de vida y costumbres.
En tanto con el paso del tiempo, ya era de mañana y él sintió su cuerpo muy exhausto, porque había trabajado de noche, pero no podía dormir, porque su vecino estaba escuchando la música muy fuerte. Le da la vuelta a un lado y daba la vuelta al otro lado de la cama y nada, no podía dormir.
Luego se levantó y vio la televisión, y no pudo escuchar el audio de la televisión, debido al molesto ruido del vecino. 
Más con el paso del tiempo, pudo un poco dormir y al despertar, se encuentró en el cuerpo del otro vecino, el que vivía en una casa a la que siempre, se subía a los techos de fibrocemento para atrapar la cometas.                     
Cada cometa, costaba 2,00 Reales y él rompió las fichas, las cuales cada una, costaba. 50,00 Reales.
Luego de unas horas, comenzó a llover fuertemente y como resultado, comenzaron a caer goteras en la casa y en ese momento se dio cuenta de que él fue el propio responsable de las goteras. 
Al rato, se volvió a dormir y de pronto se despertó en el cuerpo del vecino al que bromeaba siempre con las retocadas del timbre en su casa. 
Entonces él, pronto se levantó y empezó a jugar en el patio, hasta que de nuevo sonó el timbre, más él salió corriendo y cuando, dijo hola, nadie respondió nada. 
En cuanto a lo seguido, el niño abrió el portón y se vio sentado en la acera, fingiendo no saber nada.
Después de este hecho, el niño se desmayó y al despertar se encontró en un lugar, lleno de nubes, que parecía ser el cielo.
Más pronto allí, apareció un hombre con túnicas blancas y ese niño se dio cuenta de que sus manos estaban perforadas.
El Hombre, bien se le acercó y le dijo: 
-Yo soy Jesús y estoy aquí para decirte algo importante, que muchos actualmente no están haciendo, siendo la práctica de la empatía. 
El niño sorprendido y llorando, luego dijo: 
-¿Qué es la empatía? 
Jesús mirándolo al rostro, respondió entonces con bondad: 
-Vivimos en una época en que los hombres que dicen seguirme, sólo mencionan mi nombre, pero no predican mi palabra, son más la mente del mundo que la mía. Yo en lo personal, siempre prediqué el amor al prójimo y lo dediqué a todos, sin importar la religión. Bien y la empatía, es ponerse en el lugar del otro, no hacer lo que no te gustaría para ti, con el otro. Así en verdad, tenemos que respetar a todos y cada vez que hacemos alguna acción en el mundo, debemos ver si lastimará a alguien y al ver si lo hará, no lo hagas.
Más al instante, el niño ante Jesús, dijo en llanto:
-Lo siento, no sabía esta verdad, perdóname.
Jesús entonces con bondad, miró al niño y le dijo:
-Yo te entiendo y te perdono, pero tienes que pedir perdón a quienes lastimaste y para buscar el bien, sigue el camino recto en mi vida. Y pídele ayuda a tu amiguito Cristian, que éste es mi fiel servidor. 
Luego con agrado, el niño se despertó y pronto fue en busca de Cristian, para hablar con su querido amigo. 
Ya después de hablar mucho, el niño que no tenía empatía, terminó por entender la importancia de tener amor por el prójimo y después de esa conversación fraternal, se entregó a Jesús en vida y amor, respetando así a todos los seres del mundo, que lo rodearon en el mundo y que todavía lo acompañan en su vida. 

Marcos Alexandre Machado;
Artista del Brasil.
Fotografía del texto,
por Quan Nguyen Vinh.
Los niños y las cometas.

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