ARTISTA DE LOS POEMAS
CLAUDIA ELISA SAQUICELA
LOS VIRUS LETALES
NO TENEMOS DESTINO
Es duro saber que un simple microrganismo,
esté diezmando a la humanidad.
Ahora en el silencio nos preguntamos, qué hicimos de malo,
cómo es posible que algo que no se puede ver,
sea la causa principal de nuestros sufrimientos,
de esta honda pena, de este gran martirio,
que se graba en nuestras almas,
en nuestros corazones y hasta en nuestras sombras.
Ni el dinero, ni la fama, ni la gloria valen ahora,
todos nuestros apegos insensatos, no tienen sentido,
ojalá un rayo de salvación nos ayude a vivir nuestro no destino.
EL CORAJE
Nada sino el coraje,
no hay nada sino el coraje contra el dolor,
ahora está encarcelado, no quiere contagiarse,
es valor y quietud en los momentos difíciles,
es eficacia y gracia en las obstinadas vueltas de la vida,
pero todos tenemos un tiempo, que se gasta en cada segundo.
Estos días de encierro, se han sentido como años, marcando el paso de la monotonía,
todos nosotros renacemos cada día y cada noche remorimos,
ya no podemos correr en los campos y las flores se han vuelto de piedra,
los pájaros que vuelan libres en el cielo, mueren cada día.
El planeta se vuelve un virus, el virus se vuelve hombre,
y el hombre se come a sí mismo,
el virus es el Dios que enferma todo lo que toca,
nuestra sangre, nuestro sudor, nuestras lágrimas,
todos hemos contribuido a crear el reino del virus,
que ahora vive en todo el mundo.
SED
Expulsa de tu cuerpo al virus que no cede,
sacia tu sed sin ahogarte en los medicamentos,
habita de nuevo tu espíritu para llegar a la luz,
sin importar que el virus sea intoxicante y furioso,
tú lo puedes vencer con la risa y la metamorfosis,
eres un resiliente en vida, porque existes,
revive lo que alimenta tu mundo de imaginación,
recuerda que la enfermedad no se detiene,
no se demora, sólo engendra más sufrimiento,
pronto llegará el día en que despertarás de esta pesadilla,
para reconocerte de nuevo y con tu salud, ahora limpia.
Claudia Elisa Saquicela;
Poetisa del Ecuador.
Fotografía del texto,
por Elvina,
El hombre ante el coronavirus.