martes, 6 de febrero de 2024

LUIS EDUARDO SARAVIA PARIONE - CAMILA


ARTISTA DEL CUENTO
LUIS EDUARDO SARAVIA PARIONE

 CAMILA

Camila es una mujer joven y muy bella, aislada de su tribu africana del Congo. Ella desde la niñez, fue criada sólo para obedecer a sus padres, hasta la edad adulta.
A los veinte y tres años, ella fue escogida para contraer matrimonio, pero antes sus padres ancianos, no sabían que esposo darle a Camila, era muy diferente a las demás mujeres, decían que el viento sopló en contra sobre su rostro, que jamás el sol la besó como a las otras niñas, era por ello que la propia tribu la alejaba con su indiferencia, a veces con maltrato, pero sus padres luchaban con aquel mal augurio, que propinaba la comunidad.
Ya una de las tantas noches juveniles, Camila no concebía el sueño y decidió salir de la comunidad, Camila se sintió libre en la oscuridad, no escuchaba reclamos o alguna culpa de que las cosas iban mal en la tribu, esa noche sólo caminaba sin rumbo, sin temer a las hienas o los leones, que acechaban entre los matorrales.
 Sólo deseaba caminar bajo aquella oscuridad y llegar hasta la orilla del río, donde todos los animales toman su líquido natural, sabiendo que los cocodrilos acechaban a escondidas en esas aguas apacibles y calmas.
Aquella vez por cierto, Camilla se arrodilló ante aquel extenso río con un suave movimiento de sus manos, tomó de esa agua y después de tomar aquel sorbo, se recostó sobre aquel arbusto junto a la orilla del río, quedando profundamente dormida.
Al despertar, no tuvo miedo a nada que pudiera hacerle daño, los animales no se acercaban, era como algo sagrado para todos o algo diabólico para no querer enfrentarlo.  
Entonces Camila, levantó su frágil cuerpo de aquel lugar con un sol abrazador, que deshidrataba a quien se quedara expuesto a ello. Y después, al fijar sus dos vistas al horizonte, pasó el largo sueño y fue grande su sorpresa al ver el río seco, sin vida y con los animales agonizando lentamente, con restos no reconocibles y entre ellos, había tendidos unos huesos humanos, momificados en posiciones de clemencia, debido tal vez a los rituales ancestrales, los cuales fueron posiblemente, los causales de estas muertes.
Ese lugar era horrendo y terrorífico, no existía una pizca de vida y entonces la mujer atemorizada, atinó a correr sin detenerse, quien sólo tomaba un poco de aire y seguía hacia adelante, para llegar a su destino.
Tiempos después, cuando llegó a su aldea, ella estaba exhausta, asustada por lo acontecido y pensó por un momento en no mencionar aquel suceso, pero al cabo de unos días se enteraron de lo sucedido, la maldición llegó a su vida.
Todo apuntaba a ella y fue señalada de ser una mujer, que traía mala suerte. En cuanto a Camila, no encontró ninguna explicación, sólo quería arrancarse la vida y seguir corriendo y alejarse de su tribu, que la señalaba de mala suerte.
Ya para la tribu, la ausencia de agua, ciertamente era la razón por la que ellos no sobrevivían en aquel lugar africano, debido a que el río estaba seco y sin vida.
Entonces al cabo de un tiempo, la tribu se encontró destinada a extinguirse y los brujos lo predijeron, hablaron de una entidad maligna, que se iba a llevar la vida, que todo lo que iba a tocar y todo lo que iba a mirar con su presencia, sufriría por varios días, donde luego iban a morir en aquella aldea, pero lo que nunca predijeron los brujos, fue que la muerte era una bella mujer, vestida de amarillo, llamada Camila.

Luis Eduardo Saravia Parione;
Artista del Perú.
Fotografía del texto,
por Jackson David,
La mujer del África.